Es bien conocido que las postales con "pin ups" circulaban con profusión entre los soldados durante la Segunda Guerra Mundial. A veces incluso tenían suerte, y alguna popular actriz o cantante les hacía una visita a su campamento a fin de elevar la moral de la tropa. Espectáculos que en Estados Unidos organizaba la United Services Organization, y que posibilitó que actices como Marilyn Monroe, Rita Hayworth o Martha Raye, entre otras muchas, actuasen para las soldados de aquel país.
Los británicos tuvieron a su disposición su propia "pin up": Jane, un personaje publicado en el Daily Mirror entre 1932 y 1959 y cuyas aventuras eran seguidas por los soldados con auténtica pasión. Jane era una ingenua rubia, de carácter bondadoso y proclive a meterse inconscientemente en líos. Sus historias eran apreciadas casi por igual entre mujeres y hombres, aunque por motivos muy diferentes: las primeras, atraídas por la indumentaria que vestía la muchacha, siempre a la moda y digna de un pase de modelos de alta costura; los segundos, porque a Jane aquellas exquisitas prendas le duraban muy poco tiempo intactas, ya que su torpeza y los accidentes más estrambóticos acababan por rasgárselas para deleite del lector, que así podía contemplar sin obstáculos su espectacular fisonomía. Se calcula que el 82% de las mujeres que leía el Daily Mirror seguía las historias de Jane; el número de soldados que hacía lo propio, esperando el momento en que la ropa de la fémina se hiciera jirones, sin duda era todavía mayor.
El autor de Jane, Norman Pett, había recibido el encargo de diseñar un personaje dirigido al público adulto y así, en 1932, concibió el primer diseño de su protagonista, con una tira cómica inicialmente titulada “The Diary of a Bright Young Thing”, para cuya elaboración utilizó como modelo a su propia esposa Mary. Poco después, Pett y su cónyuge buscaron una modelo para asumir el papel de Jane, y la encontraron en una joven de veintidós años, Chrystabel Leighton-Porter, quien a partir de entonces posaría –casi siempre desnuda– para las centenares de ilustraciones que elaboró Pett de su cada vez más conocido personaje.
Harry Procter, periodista del Daily Mirror, reconocería que el periódico para el que trabajaba tenía como política vender sexo con la finalidad de atraer lectores, y Jane cumplía con ese objetivo a la perfección, ya que las ventas del diario se incrementaron exponencialmente en el Reino Unido, donde el consumo de las "daily strips" se había convertido en algo cotidiano.
Pero, como ya se ha mencionado, fue entre los combatientes británicos donde Jane alcanzó una popularidad que la convertiría en un icono del cómic. Ian Gleed, teniente de la RAF, recordaba hasta qué punto la rubia de las historietas había formado parte de su vida castrense. Su rutina en el campamento durante la guerra era siempre la misma. Tras el desayuno acudía a las tiras de prensa: “¿Qué está haciendo Jane esta mañana? (…) ¿Tiene hoy alguna ropa puesta?”, se preguntaba a diario.
Para los combatientes, el Daily Mirror y Jane se acabaron convirtiendo en una misma cosa, al punto de que, cuando el ya mencionado periodista de ese periódico, Harry Procter, visitó como corresponsal a las tropas británicas, fue conocido entre ellas como “el Hombre-Jane”. Pero Jane estaba presente en la vida de los campamentos más allá del Daily Mirror. Algunos vehículos, incluidos aviones de la RAF, fueron decorados con dibujos del personaje, como un bombardero, apodado “Just Jane”, que mostraba una imagen de la chica sobre una bomba.
Tan popular se hizo entre las fuerzas británicas combatientes en la II Guerra Mundial, que se atribuye a Churchill la afirmación de que Jane era “el arma secreta de los británicos” y los soldados la tildaban como “la Novia del Ejército”, o (de modo menos edificante) como la “Mascota” ora de la Royal Navy, ora de la RAF. Aparte del Daily Mirror, sus historias fueron además publicadas en revistas de las fuerzas armadas, como Eighth Army, Gunpit y Union Jack.
Puesto que uno de los objetivos de las historietas de Jane durante los duros años de la Segunda Guerra Mundial fue levantar la moral de las tropas y mantenerlas entretenidas, Pett hizo dos concesiones a la entregada audiencia. Por una parte, enroló a su personaje en el ejército, como asistente, aunque a menudo de forma inconsciente acababa por destapar algún acto de espionaje. En todo caso, esas aventuras hacían sentir a los soldados más si cabe que Jane era algo suyo, y que se encontraba realmente entre sus filas.
La segunda concesión tuvo lugar en la tira publicada en el Daily Mirror el 7 de junio de 1944, es decir, justo el día siguiente al momento más significativo de la guerra en Europa: el desembarco de Normandía (Operación Overlord). En aquella historieta, Jane apareció, supuestamente por vez primera, totalmente desnuda, algo que los soldados habían anhelado durante tiempo, aunque posiblemente ese día estarían más concentrados en liquidar la resistencia germana en las playas clave de Omaha y Utah.
Obviamente las aventuras de Jane no gustaban a todos. Un teniente de las fuerzas armadas británicas tuvo la osadía de prohibir la famosa tira de prensa entre sus tropas por considerarla obscena, aunque probablemente su censura sirvió de poco, teniendo presente cuán profusamente circulaban las imágenes del personaje entre los reclutas. Tampoco en el seno del Parlamento británico debió agradar a todos el personaje de Norman Pett: posiblemente Jane tuviese parte de responsabilidad en que el Daily Mirror fuese citado en 1955 en los debates parlamentarios durante la gestación de la Harmful Publications Act que introdujo sanciones para las publicaciones perjudiciales para la infancia y juventud.
Como detalle curioso merece la pena recordar que algunos episodios de Jane fueron publicados en España durante el franquismo, por la revista juvenil El Coyote, una de las pocas que difundió en nuestro país cómics de personajes estadounidenses y británicos. Es llamativo que la explosiva rubia pudiera ver la luz en un país que padecía una implacable censura, especialmente atenta a cualquier atisbo de sensualidad. En todo caso, las historietas estaban debidamente autocensuradas, y no hay en ellas muestras de esa tendencia de Jane a exponer por accidente sus encantos. Que tampoco era cuestión de tentar a la suerte.
Para saber más:
El mejor estudio sobre el personaje es, sin duda, el de Andy Saunders: Jane. A Pin Up at War, Leo Cooper, Barnsley, 2004. Algunos detalles adicionales pueden obtenerse del estudio preliminar de Jack Scott, "The Story of Jane", en Norman Pett / Donald Freeman, , The Misadventures of Jane, Titan, London, 2009.
En la última de las obras referidas pueden hallarse las tiras cómicas de Jane publicadas entre mayo de 1944 y junio de 1945, aunque también algún material gráfico adicional. Mucho más completa es la recopilación realizada por el propio Daily Mirror en Jane At War, Wolfe, London, 1976, si bien se limita a las historietas publicadas durante los años bélicos. Falta, pues, una recopilación integral de todas las tiras cómicas realizadas por Norman Pett sobre el personaje.
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