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La censura de cómics en Portugal. Entrevista al profesor Leite Pinto

La censura de cómics en Portugal durante la dictadura de Salazar presenta unas notables similitudes con la vivida en la España de Franco. Para relatárnoslo, el profesor Ricardo Leite Pinto, que es quien mejor conoce el tema en nuestro país vecino, ha tenido la amabilidad de responder a unas cuestiones que le he formulado.



Presentación:

Ricardo Leite Pinto es doctor en Historia Contemporánea por la Faculdade de Letras de la Universidad de Lisboa, con una tesis titulada "Censura e Publicações Infanto-Juvenis no Estado Novo- 1950-1968". Actualmente es Investigador Integrado del Centro de Estudos Jurídicos Económicos e Ambientais de la Universidade Lusíada de Oporto y desde 1994 dirige la magnífica revista POLIS.


Entrevista:


1. ¿Cuándo comenzaron a adoptarse las primeras medidas censoras sobre el cómic en Portugal y qué justificación se ofreció para implantarlas?


La preocupación del “Estado Novo” portugués por las “histórias em quadrinhos”, como las autoridades las denominaban, surgió a comienzos de la década de los años 50 del pasado siglo, motivada por unas inquietudes idénticas a las registradas en otros países (Francia, Estados Unidos, España o Reino Unido). Por otra parte, el alarmismo, y las subsiguientes campañas moralizantes contra las publicaciones que divulgaban “cómics” nacieron en las democracias y sólo más tarde transitaron a las dictaduras, como sucedió en Portugal, con una clara afinidad en las estrategias censoras y sobre todo con una identidad en muchos de los discursos moralizadores empleados.


El movimiento de censura infantojuvanil portugués parece coincidir con una alteración del paradigma sobre la prensa dirigida a niños y jóvenes, que transitó desde la inocencia y la tranquilidad que mostraban las páginas de “O Mosquito” (1936-1953) hasta la presencia del riesgo, la velocidad y la confusión que acompañaban a los cómics estadunidenses importados por “Mundo de Aventuras” (1º y 2ª fase, 1949-1957).


La especialización de la censura infantojuvenil proyectado por el Estado Novo asumió una estrategia de deslegitimación de las historietas a través de tres ejes/momentos: una campaña moralizadora contra las “aventuras americanas” traducidas al portugués; una acción represiva contra las importaciones de revistas brasileñas, norteamericanas o francesas con temáticas diversas (superhéroes, guerra, terror, erotismo precoz, ciencia-ficción...) y, finalmente, un discreto apoyo al periodismo infantil/juvenil que privilegiase la narrativa de los exploradores católicos, simbolizado por la escuela franco-belga a la que se sumarían, con la tentativa de crear una “escuela de BD [bande dessinée] portuguesa”, las publicaciones de la Mocidade Portuguesa (organización de jóvenes del Estado Novo).


La campaña se inició en 1950 con la publicación de las “Instruções sobre a Literatura Infantil” y la creación de la “Comissão Especial sobre Literatura Infantil e Juvenil “ (CELIJ). Más tarde, en 1952, la CELIJ, que ni siquiera tenía aún existencia legal (lo que no le impidió ejercer en la práctica sus funciones), fue sustituida por la Comissão para a Literatura e Espectáculos para Menores (CLEM), creada en un contexto más amplio de censura de los espectáculos para menores. Hay que tener presente que la CLEM se mantuvo en funcionamiento hasta 1974, extinguiéndose después del 25 de abril de ese año como consecuencia de la revolución que restableció la democracia portuguesa.


Las Instruções y la CELIJ fueron en su esencia creaciones de Edmundo Curvelo, Profesor de la Facultad de Letras, uno de los más creativos filósofos (de Lógica y de Matemática) de su tiempo, y que, a pesar de haber obtenido el reconocimiento de los grandes nombres de la filosofía de la época, acabó condenado al olvido durante muchos años. A pesar de que Curvelo –y ésta es una de las muchas particularidades del caso portugés– recibió el encargo del coronel Armando Larcher (Director de los Servicios de Censura y figura muy próxima a Salazar) de elaborar las Instruções y más tarde formó parte del CELIJ, no dejó de ser también amigo de los profesores Vieira de Almeida y Joaquim de Carvalho, de las Universidades de Lisboa y Coimbra respectivamente, antifascistas desde siempre, y el primero de ellos incluso arrestado por la Policía Política del Estado Novo. El propio Curvelo llegó a firmar una declaración en apoyo al Movimento de Unidade Democrática, frente de oposición al salazarismo, con ocasión de las elecciones de 1945. Pero ello no le impidió ser, pocos años después, uno de los primeros censores del Estado Novo en relación con las obras destinadas a la infancia y juventud.


Carta del Director del “Mundo de Aventuras” (17-VII-1956) a la Comissão da Literatura e Espectáculos para Menores (CLEM) en la que comunica la “remodelación progresiva” de la revista y se muestra dispuesto a introducir “las correcciones que juzguen indispensables”, como ejemplo de la estrategia censora de intimidación y de promoción a la autocensura que prevaleció en los años 50 en las publicaciones portuguesas.
Carta del Director del “Mundo de Aventuras” (17-VII-1956) a la Comissão da Literatura e Espectáculos para Menores (CLEM) en la que comunica la “remodelación progresiva” de la revista y se muestra dispuesto a introducir “las correcciones que juzguen indispensables”, como ejemplo de la estrategia censora de intimidación y de promoción a la autocensura que prevaleció en los años 50 en las publicaciones portuguesas.

2. ¿Sufrieron el mismo tipo de controles y de medidas censoras los cómics locales y los extranjeros o, por el contrario, los procedentes del exterior (sobre todo los estadounidenses) fueron objeto de mayor persecución?


La estrategia censora atravesó un doble circuito. En relación con las publicaciones portuguesas la intervención fue discreta, más persuasiva/intimidatoria que puramente represiva, confiando los censores en la capacidad de los directores de las revistas a la hora de acatar las orientaciones y corregir las líneas editoriales cuando resultase necesario. En buena medida, la aplicación de las orientaciones constantes de las Instruções y de las circulares emitidas por la CLEM quedaron por tanto en manos de los responsables de las publicaciones, que transformaron la autocensura, aconsejada en las Instruções, en su pauta de conducta. En cualquier caso, de todas las publicaciones infantojuveniles portuguesas, fueron las publicadas por la Agência Portuguesa de Revistas y en particular el ya citado “Mundo de Aventuras” las más sistemáticamente fiscalizadas. Pero en relación a las publicaciones extranjeras, sobre todo en las de procedencia brasileña (dada la afinidad lingüística), aunque también en las francesas, las norteamericanas o las españolas, prevaleció una actitud esencialmente represiva, materializada en la prohibición de que circulasen. De hecho, la CLEM llegó a invocar una mayor “libertad de expresión” para las publicaciones nacionales.


A pesar de ello, debe añadirse que el momento censor infantojuvenil en Portugal acabó por mostrar una expresión contenida que posibilitó la afirmación gradual de las historietas en los años 60 y sobre todo en los 70. O sea que, pese a todos los actos de represión, condicionamiento y prohibición, la estrategia no impidió el “esplendor de las historietas”. La estrategia de deslegitimización sólo podría haber obtenido algún éxito si hubiese sido seguida por todos los órganos del Estado Novo. Sin embargo, el Estado Novo no funcionó en esta materia como una sola voz, dejando espacio para el reconocimiento cultural del noveno arte. El ejemplo más evidente fueron las publicaciones de la propia Mocidade Portuguesa, como mencioné previamente, que no sólo abrieron la puerta a dosis cada vez mayores de historietas en sus páginas, sino que concurrieron con otras publicaciones no estatales en la publicación de los héroes de la escuela franco-belga (particularmente Spirou o, en su versión portuguesa, “Aventuras de Clarim e Fantásio”, que se estrenó en Portugal en las páginas del Camarada) .


3. ¿Cuáles fueron los temas y aspectos más sometidos a censura durante la dictadura de Salazar?


Los temas preferidos para los censores portugueses no se diferencian sustancialmente de los invocados por los censores franceses o españoles. Y eso tanto respecto a las publicaciones portuguesas como a las extranjeras, a saber: la crítica al superhombre como exaltación del “sub-hombre”, la condena de Tarzán como mito del super animal, el miedo al erotismo precoz representado en la libre camaradería entre jóvenes patente en los cómics de romance, la lucha contra la desnacionalización, las preocupaciones con la “higiene visual”, el recelo a la violencia y a los conflictos sociales, la crítica del racionalismo en los temas católicos y, en general, la inverosimilitud de todas las historias para niños y muy en particular en las de ciencia-ficción. Pero el verdadero lema del censor portugués fue el del “horror a la confusión”. La idea de la “inutilidad” de la lectura de historietas resultó recurrente: una inutilidad que causaría confusión en la mente de los niños y jóvenes, y que conduciría al más alto grado de desmoralización.


4- En España, como sabe bien, se formó una Junta Asesora de la Prensa Infantil concebida en parte a partir de la Commission de la Surveillance et Contrôle des Publications Destinées à l'Enfance et à l’Adolescence prevista en la legislación francesa desde 1949. ¿Existió esa misma influencia en Portugal?


Aun cuando no he hallado ninguna referencia expresa y directa a la ley francesa de 1949, en las (pocas) discusiones que antecedieron a la aprobación de las Instruções sobre Literatura Infantil y a la creación de la Comissão Especial para Literatura Infantil e Juvenil (CELIJ) en 1950, la situación gala debió de haber rondado sobre el modelo de censura creado y, sobre todo, sobre algunos de los principales argumentos adoptados en las decisiones censoras. Aun cuando la estructura orgánica de la CELIJ portuguesa (e igualmente de su sucesora, la CLEM en 1952) tuvo poco que ver con la de la francesa Commission de surveillance et de contrôle des publications destinées à l'enfance et à l'adolescence (CSC), no es menos cierto que muchos de los argumentos de crítica adoptados por los censores portugueses sobre la historieta como medio de expresión reproducen los argumentos de la CSC.


Edmundo Curvelo, el autor de la Instruções sobre Literatura Infantil, asienta todo su programa de combate frente a las “histórias em quadrinhos” teniendo como objetivo el “exceso de imágenes” en la estructura narrativa de la historieta. Ilustraciones que debilitarían la imaginación de los niños y les apartarían de las buenas “lecturas”. Éste es justamente uno de los argumentos más radicales de la CSC, sobre todo en sus primeros tiempos. Pero en otros casos resulta si cabe todavía más evidente la influencia francesa en el modo de argumentar de los censores portugueses. Existen evidencias de que la misma publicación se prohíbe primero en Francia y después en Portugal. Por ejemplo, en nuestro país se impidió la circulación de la revista importada “Sylvie” (1954), publicada en Francia por el editor Artima e incluida en lo que se denomina como “romance comics”, justo en el preciso momento en el que cayó en el radar de los censores franceses de la CSC. Y aunque de forma no expresa, los fundamentos para hacerlo son similares: combatir el “erotismo precoz”. También mucho del argumentario utilizado para condenar a los superhéroes, y en concreto al personaje de Tarzán, se aproximan a las decisiones adoptadas por la CSC. Y más de una vez las revistas francesas que llaman la atención a nuestros censores son las mismas que suscitan censura en Francia. Por ejemplo, cuando en Portugal el Padre Moreira das Neves, miembro de la CLEM en representación de la Iglesia Católica, prohíbe las “absurdas y antieducativas aventuras del hombre de la selva”, en la versión francesa importada de Tarzán, en París, la mismísima publicación y el mismo personaje son considerados por la CSC como ejemplo de “total nocividad”.


Revista francesa “Tarzan” (nº 12, 1954) cuya publicación fue prohibida en Portugal con fundamentos similares a los que empleara la CSC francesa de reflejar violentamente la “superanimalidad” del personaje.

5. ¿Existen conexiones entre la censura de la Portugal de Salazar y la España de Franco?


En algunos aspectos, las censuras infatojuveniles portuguesa y española se cruzaron entre sí. De todos estos cruces (que pueden no haber derivado de un contacto entre ellas) el que me parece más significativo tiene que ver con la presencia de la Iglesia Católica, directa o indirectamente, en la estructura censora. En España, somo es conocido, resultó muy relevante la influencia del monje Justo Pérez de Urbel, ya en el ejercicio de funciones de dirección y ejecución en los órganos de censura, ya en la redacción de documentos de orientación censora en los años 50. Y la Junta Asesora de Prensa Juvenil contaba con una representación muy marcada de personalidades católicas oriundas de la Comisión Episcopal de Ortodoxia y Moralidad, de la Comisión Católica Nacional de los Padres de Familia, y de la propia Falange. Más tarde, la reforma de Fraga Iribarne a través de la Ley de Prensa de 1966 crea una Comisión de Información para las Publicaciones Infantiles y Juveniles compuesta también por representantes próximos o ligados a la Iglesia Católica, y donde destacó el dominico Jesús María Vázquez, cuyo celo censor fue intenso. O sea, que, a mi parecer, la fuerte presencia de elementos ligados a la Iglesia Católica, la mayoría de ellos con lazos en el Opus Dei, marca el estilo de funcionamiento de la censura infantojuvenil española. En Portugal, la norma que crea la CLEM en 1952 prevé que uno de sus vocales represente a la Iglesia Católica siendo nombrado por ella misma. Ese representante será finalmente el canónigo Moreira das Neves, nombrado en 1952 y que se mantendrá en el cargo hasta 1974. Y será, sin duda, uno de los censores más activos y prolíficos, responsable de una cierta coherencia argumentativa en las decisiones de la CLEM.


Sin embargo, a diferencia de la situación española, en la que las orientaciones formativas que debían seguir las publicaciones apuntaban a afianzar los sentimientos religiosos, el “heroísmo de los santos” o la divulgación de las enseñanzas del Evangelio, en Portugal la ortodoxia católica no llegó tan lejos, aun cuando se dejó oír en cuestiones de racionalismo en materia religiosa. Y si las Instruções para a Literatura Infantil de 1950 no contienen referencias a la religión o a aspectos ligados con la Iglesia Católica, en las instrucciones de 1955, emitidas por la CLEM, a iniciativa de Moreira das Neves se enmendó esa omisión inicial, condenando el ataque a los “principios religiosos” y a la caricatura de “ángeles” o “símbolos sagrados”.


Un aspecto también curioso de la conexión entre Portugal y España en esta materia tiene que ver con la prohibición en Portugal de que circulasen varios números de la histórica revista española TBO (números 59 a 62, de 1954). El fundamento del censor portugués fue el aspecto gráfico, y en concreto su “caja demasiado pequeña y por la difícil lectura de algunos elementos tipográficos”.


Revista TBO (nº 61, 1954) importada de España, prohibida por la censura portuguesa por su aspecto gráfico, en concreto por su “caja demasiado pequeña de difícil lectura”.

Muchas gracias, estimado profesor Leite, por participar en el blog y compartir con nosotros sus interesantísimas investigaciones. Ha sido un placer contar con un reputado especialista como Vd. en el blog.

 

Para saber más:



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