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Sarka: ¿una superheroína española durante el franquismo?


Los tebeos de superhéroes no lo tenían fácil durante el franquismo. Identificados como un género de origen estadounidense, despertaban recelo entre los censores, que los escrutaban con una intensidad mayor que la empleada para fiscalizar las historietas producidas en España. Al menos así fue hasta 1952, fecha en la que la que el Ministerio de Información y Turismo, a la sazón dirigido por Arias-Salgado, acordó la creación de una Junta Asesora de la Prensa Infantil. A partir de entonces ni lo nacional ni lo extranjero se libró de los mismos rigores.


Aquel ostracismo de los superhéroes en España provocó que hasta los años 70 no empezasen a circular con regularidad. Con anterioridad, su presencia en nuestro país fue casi testimonial y en ocasiones incluso disimulada. Así, Superman vio la luz por vez primera bajo el nombre de "Ciclón" (en ediciones provenientes de Italia, de donde también procedía su nombre mutado), del mismo modo que Batman apareció como "Alas de Acero" o "El Murciélago". Unos cambios de nombre que pretendían ocultar el origen estadounidense de los personajes. Aun así, la severidad de la censura, las autocensuras para evitarla, y el escaso hábito de los lectores hacia ese tipo de superhombres dio lugar a que su éxito resultase muy escaso.


Mejor acogida tuvo el Captain Marvel de la editorial estadounidense Fawcett, publicado en España en 1943 por la editorial Valenciana con su nombre traducido al castellano (Capitán Maravillas). Este superhéroe contó con más ediciones en nuestro país: fue publicado por Hispano Americana de Ediciones en 1947 (88 números), 1949 (20 números) y 1960-1962 (38 números), respetando en estas ocasiones su nombre original (Capitán Marvel). En 1943, la Editorial Valenciana publicó además dos números que adaptaban la versión televisiva de Republic Pictures sobre el personaje, encargándose autores españoles de ese traslado al cómic, sin reparar en cuestiones de copyright. Y la editorial Fher publiaría en 1949 una colección de cromos.


Pero si, con la referida salvedad, la tónica general fue que los superhombres tuviesen escaso predicamento en nuestro país, ¿qué no decir de las superheroínas? Obviamente el recelo del régimen hacia ellas resultaba todavía más acusado, ya que a su origen foráneo había que añadir el que asumían un papel heroico alejado de los roles que el franquismo tenía reservado a las mujeres españolas, a saber, convertirse en buenas madres y hacendosas amas de casa.


En este contexto, resultaba inconcebible en nuestro país disponer de una suerte de Wonder Woman. Pero un personaje español al menos trató de plantear tímidamente esta posibilidad, si bien lastrado por las numerosas limitaciones políticas y culturales del momento: Sarka. El personaje apareció en 1955 en la revista Florita, aunque sólo en cinco números (#311 a 315). Florita, publicada entre 1949 y 1961 por Ediciones Cliper e Hispano Americana de Ediciones, fue una de las más exitosas revistas para muchachas del franquismo, alcanzando los 591 números. Desde su primer ejemplar figuraba en portada la advertencia de que se trataba de una revista “Para Niñas”, referencia que se mantuvo hasta su número 403 (16-VIII-1957) en el que se cambió por la de “Revista Juvenil Femenina” a fin de adaptarse a la clasificación que había impuesto un Decreto dictado el 24 de junio de 1955 por el Ministerio de Información y Turismo. Florita fue una revista de factura moderna para su época, sobre todo por su personaje homónimo principal, una joven que tanto por su indumentaria como por su entorno familiar mostraba un glamour más propio de lo que entonces los españoles veían en las películas estadounidenses que de cuanto podían experimentar en sus propias carnes.


Portada del número 311 de "Florita", donde apareció por vez primera Sarka.

Las breves historias de Sarka presentan argumentos extremadamente simples. Una niña pequeña, Anita, víctima de las burlas de otros niños, se encuentra con un hada madrina que, varita en ristre, le concede el poder de convertirse en una “hada moderna” (o hada del siglo XX, como también se la conoce), adulta y uniformada. Para lo cual sólo ha de pronunciar el que será el nombre de su alter ego: “Sarka”.


Pero Sarka no es un hada al uso. Quizás por ser “moderna”, en realidad es más bien una superheroína que recorre largas distancias de un salto, emprende el vuelo o muestra una hercúlea fuerza sobrehumana. Aun así, sus aventuras en pocas ocasiones le permiten mostrar todo su poder, ya que no dejan de ser melindrosas historias infantiles, en las que lo mismo se las ve con un ogro o una bruja, que ha de enseñar a una niña a cocinar. Más allá de un puñetazo al referido ogro, sus cuitas se resuelven a base de diálogo y ejemplaridad. Algo que encajaba perfectamente con el espíritu moralizante de las revistas para niñas, pero quizás demasiado pueril para Florita, dirigida a un público más bien adolescente.

A pesar de que Sarka tiene el envoltorio de los populares cuentos de hadas, su planteamiento es un tanto distinto, porque el personaje es en sustancia una superheroína a todos los efectos. ¿En quién se basó su autor para concebirla? Parece claro que no en Wonder Woman, puesto que se trataba de un personaje inaccesible en España. La conexión es otra, Mary Marvel, heroína que sí era conocida en nuestro país a través de los cuadernos del “Capitán Marvel” antes referidos: apareció esporádicamente por vez primera en el número 1 de la edición de Hispano Americana (1947), pero se convirtió en un personaje regular, con su propia historieta, a partir del número 20 (1948).


Creada para la editorial Fawcett por Otto Binder y Marc Swayze (Captain Marvel Adventures #18, 1942) Mary Marvel se concibió como una chica de doce años, Mary Batson, hermana de Billy Batson, a la sazón alter ego del Capitán Marvel. Como su hermano, también ella podía invocar superpoderes cada vez que pronunciaba la palabra mágica "Shazam!", nombre de un mago que le había concedido a la familia Batson tal facultad.

Primera aparición regular de Mary Marvel en España (Capitán Marvel #20, 1948)

Los parecidos entre Mary Marvel y Sarka resultan más que evidentes, en tanto que las diferencias entre una y otra son fruto de la idiosincrasia de la España franquista. Siendo los cuentos de hadas el género más habitualmente ofrecido a las niñas por los tebeos españoles, no debe sorprender que el papel del mago Shazam sea adoptado en el caso de Sarka por un hada madrina. Concebida además como una historieta infantil, tampoco resulta extraño que Anita sea una niña de más corta edad que Mary Batson. En definitiva, se trataba de intentar conciliar dos géneros conceptualmente distintos, como los cuentos de hadas y el de superhéroes. Algo que no sólo se aprecia en el origen de Sarka, sino también en sus aventuras, en las que están ausentes los temas recurrentes de los cómics de superhéroes y, sobre todo, la factura de sus villanos: ogros y brujas en lugar de científicos locos, monstruos o alienígenas.


Obviamente no era posible contar en España con referentes para las jóvenes como en Estados Unidos lo eran Mary Marvel o, más incluso, Wonder Woman. Comparadas con ellas, Sarka era una heroína descafeinada, más dada a las buenas acciones en un sentido catequético que a impartir justicia. Pero al menos en ella las niñas podrían haber encontrado siquiera de forma tibia un referente femenino poderoso. Y para aquella época no era poco.

 

Para saber más:

Sobre la historieta femenina en España sigue siendo lectura obligada el clásico Juan Antonio Ramírez: El comic femenino en España: arte sub y anulación, Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1975.


Más recientemente ha aparecido una obra que analiza con detalle el mismo tema: Manuel Barrero (coord.), Tebeos. Historietas para chicas, Tebeosfera, Sevilla, 2021. En particular, este volumen contiene un concienzudo estudio de la revista Florita: José María Conget, "Florita, paradigma del tebeo femenino" (pp. 107-164).

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