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Fredric Wertham, el azote de los cómics (III): Cómo llegar al gran público

Actualizado: 29 may

Como ya se ha referido previamente, la irrupción de Wertham en la campaña anticómic tuvo lugar a través de un simposio dirigido a especialistas, cuyas conclusiones se publicaron en una revista científica que contó con escasa publicidad. El sagaz doctor sabía que ése no era el mejor medio para impulsar sus ideas sobre cuán nocivos eran los cómics para la infancia y la juventud. Así que enseguida cambió de estrategia y empezó a publicar sus escritos en revistas de ocio y divulgación. Modificó de este modo el público al que se dirigía: la ciudadanía, en vez de los especialistas en salud mental. La estrategia dio el resultado apetecido, ya que su nombre empezó a difundirse entre los norteamericanos, pero a costa de ir perdiendo paulatinamente parte del prestigio entre sus propios colegas que (como veremos en otra entrada) le acusaron de ser poco estricto en la metodología que aplicaba al análisis de los cómics.

Ladies Home Journal
Portada de "Ladies Home Journal" (Noviembre 1953)

Su primera contribución a los "mass media" se produjo en 1948, es decir, el mismo año en que se había celebrado el referido simposio, a través de un texto firmado por la periodista Judith Crist para la revista Collier's y en el que la autora entrevistaba a Wertham. Presentado como “autoridad en las causas de la criminalidad entre los niños”, el psiquiatra se centró sobre todo en el que sería el principal argumento de su particular cruzada anticómic: la violencia de las viñetas que, según afirmaba, tenía unas repercusiones muy negativas en los menores de edad. Añadía un detalle relevante: no solo afectaba a los niños conflictivos, sino a cualesquiera. No se trataba de una cuestión baladí: Collier's era una revista originariamente ligada al reformismo y consumida sobre todo por la clase media, con lo que Wertham pretendía sembrar en ese grupo cierta alarma, mostrándoles que el problema no estaba circunscrito a las clases sociales más desfavorecidas (aquellas que, por otra parte, solían ser los principales pacientes de Wertham) sino que podía afectar a sus propios hijos.


El reportaje se acompañaba de unos rebuscados montajes fotográficos en los que se veía a niños imitando las más truculentas escenas que podían hallarse en los cómics: asesinatos, torturas, gansterismo... En consonancia con la intención de Wertham, los aparecidos en las instantáneas parecían pertenecer todos ellos a la clase media estadounidense... caucásica, para más detalle. Justo coincidiendo con el sector social que representaba la mayoría de lectores de la revista.



Fredric Wertham: Horror in the Nursery
Fredric Wertham: Horror in the Nursery
Fotomontajes que acompañaban a "Horror in the Nursery" (Collier's, 27-III-1948)

El texto de Collier's tenía además un título impactante, porque hay que decir que a Wertham lo de los títulos se le daba especialmente bien: "Horror en la guardería". Y el contenido del artículo marcaba la línea que posteriormente seguiría el psiquiatra en sus restantes publicaciones, a saber:

  1. Su presentación como especialista en salud mental, con el objetivo de conferir una pátina de respeto y cientificidad a sus argumentos.

  2. La acusación de que los cómics tenían un contenido inapropiado para todo tipo de niños (al margen de su extracción social y edad), sobre todo por su contenido violento y erótico.

  3. La inclusión de imágenes con las que apoyar sus afirmaciones, que en lo sucesivo serían extraídas de los propios cómics, y no falsos fotomontajes.

  4. El uso de un razonamiento manifiestamente pseudocientífico, en el que sus afirmaciones, supuestamente clínicas, no se hallaban respaldadas por un método científico. Así, en el citado artículo se relacionaba la violencia de los cómics con conductas criminales de menores de edad, sin justificar esa relación de causalidad, y citando situaciones que, o eran excepcionales, o ni siquiera se apoyaban en casos reales concretos. Sus afirmaciones eran siempre ambiguas, evanescentes, genéricas y sin un soporte estadístico riguroso.

En los meses suscesivos, Wertham intensificó su presencia en las revistas, convirtiéndose en una figura conocida dentro de la campaña anticómic. A diferencia del primer texto, los sucesivos siempre llevaban su firma directamente, eliminando así intermediarios y convirtiéndose en un interlocutor activo, lo que le permitió adquirir un mayor protagonismo, aunque también fue reduciendo paulatinamente su imagen de especialista: parece obvio que no es lo mismo que una periodista entreviste a un psiquiatra, para conocer su punto de vista clínico, a que sea éste quien directamente se empecine en firmar textos dirigidos a revistas populares.


El tipo de publicaciones en las que empezó a aparecer su nombre fueron de tres tipos: por una parte, las revistas divulgativas como Reader's Digest, que por aquel entonces era la publicación más vendida (si exceptuamos a los propios cómics, que en cifra de ventas resultaban imbatibles), alcanzando una tirada de más de nueve millones de ejemplares; por otra, los "magazines" dirigidos al público femenino, como Ladies' Home Journal. Finalmente, también hizo uso de revistas literarias, como The Saturday Review of Literature.




Fredric Werhtam: What Parents don't know about Comic Books
Fredric Werhtam: What Parents don't know about Comic Books
Fredric Werhtam: What Parents don't know about Comic Books
Ladies' Home Journal (Noviembre 1953)

Vistas las líneas editoriales, aquellos que suelen describir a Wertham como una suerte de furibundo psicópata debieran replantearse la falsa imagen que tienen de él. Porque era una persona sagaz, que sabía muy bien lo que hacía. Con su selección de publicaciones, consiguió llegar a aquel público que más le interesaba, y tocar los principales resortes necesarios para "despertar conciencias". Así, las revistas leídas principalmente por amas de casa le dio acceso a las madres, que en aquella época eran las que se ocupaban principalmente del cuidado y educación de los hijos. No en balde las asociaciones de mujeres se hallaron entre las principales activistas en la campaña anticómic. Con su presencia en revistas divulgativas como Reader's Digest, el psiquiatra llegaba al gran público, y de este modo también difundía su idea de que el problema había de preocupar a cualquier ciudadano de bien, ya que el problema no afectaba sólo a los niños conflictivos.



Fredric Wertham: The Comics... Very Funny!
Saturday Review of Literature (Mayo de 1948)

Finalmente, su presencia en revistas literarias suponía una estrategia muy inteligente, ya que los bibliotecarios y literatos figuraron entre los principales adalides de la campaña anticómic, preocupados al considerar que los tebeos estaban propiciando una generación entera de iletrados. No debe desconocerse que, de hecho, la campaña anticómic nació sustancialmente a partir de un artículo redactado por un escritor, Sterling North, para el Chicago Daily News en 1940.


Wertham también era muy consciente del tono que debía emplear en cada publicación y, si bien es cierto que los argumentos (arriba mencionados) eran siempre los mismos, repetidos machaconamente como un mantra, los exponía con leves modificaciones en unas publicaciones u otras, destacando los aspectos que le interesaban en cada caso, y utilizando el lenguaje que en cada ocasión resultaba más idóneo. En este sentido, baste reseñar cómo en el artículo publicado en The Saturday Review of Literature ("The Comics... Very Funny!", 29 de mayo de 1948), al ligar violencia y delincuencia juvenil, Wertham lo hacía con un lenguaje un tanto ampuloso, empleando términos técnicos que venían bien cuando el texto estaba dirigido a un público culto como el de la revista: "No se puede entender la delincuencia juvenil que se padece a día de hoy -afirmaba Wertham- si no se tiene en cuenta la influencia patógena y patoplástica de los cómics”. "Influencia patógena y patoplástica"... esos términos jamás los empleaba en los artículos dirigidos al público generalista.


Del éxito de la estrategia de Wertham da cumplida referencia la prensa, si se indaga en ella con esmero. Antes de 1948 las referencias a Wertham en los diarios resultan muy excepcionales, y siempre ligadas a esos procesos penales en los que actuó como perito psiquiátrico. A partir de abril de 1948, sin embargo, las referencias a Wertham se disparan en periódicos de todas las localidades estadounidenses. En una prospección, hallé en 1948 más de un centenar de referencias a Wertham sobre los cómics en diarios de muy diversa tirada, como el Pella Chronicle, Altoona Mirror, Kokomo Tribune, Blytheville Courier News, Daily Ardmoreite, Long Beach Press Telegram, Dunkirk Evening Observer, Kingston Daily Freeman, Joplin Globe, Salt Lake Tribune, Edwardsville Intelligencer, Amarillo Daily News, Wichita Daily Times, Mansfield News Journal, Chester Times, Olean Times Herald, Winsconsin State Journal, Council Bluffs Nonpareil , Portland Sunday Telegram and Sunday Press Herald o Ironwood Daily Globe, entre otros muchos.


Pero un detalle más destaca la relevancia de Wertham: ese mismo año de 1948, las referencias en la prensa a la campaña anticómic, y las noticias sobre casos de delincuencia juvenil que se ligaban a la lectura de historietas, triplican respecto a las aparecidas en el año previo. No parece casualidad. Wertham supo dar con el resorte adecuado para imprimir a la campaña anticómic el impulso definitivo. No tardaría darle la puntilla.


 

Para saber más:

La filiación y público de las revistas referidas puede consultarse en James Playsted Wood, Magazines in the United States, Ronald Press Co. New York, 1956, obra especialmente interesante por ser coetánea a los hechos narrados en esta entrada.

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