En 1972 Ms. Magazine, revista que se convertiría en un icono del feminismo, consideraba a Wonder Woman un referente para su movimiento político-social, por representar un modelo de mujer fuerte y emancipada. A pesar de ello, la propia editora de la revista, Gloria Steinem, advertía de las limitaciones del personaje para encajar plenamente en un modelo de feminismo: "En vez de perseguir el objetivo de una plena humanidad para hombres y mujeres, que es lo que el feminismo pretende, a menudo se queda estancada en el paradigma de "masculino" versus "femenino" que opone sujeto/objeto, vencedor/perderdor, y busca por el contrario la superioridad de la mujer". En este sentido podría añadirse que el creador de Wonder Woman, William Moulton Marston, postulaba un tipo distinto de feminismo al de Steinem, el de la confrontación, y que en España Adofo Posada denominaba en 1899 como "radicalismo feminista", frente al "feminismo radical".
Para Steinem todas esas limitaciones que pesaban sobre Wonder Woman no la invalidaban como un personaje ejemplar que había traído consigo una nueva filosofía al mundo del cómic, sobre todo para las jóvenes lectoras, carentes hasta entonces de personajes que actuaran como referente. La idea de Marston de que las mujeres solventaban los conflictos recurriendo con menor frecuencia al uso de la fuerza se había traducido en unas historias menos virulentas que las presentes en otras historietas. "Ya nunca tendría pesadillas tras ver escabrosas imágenes de tortura y asesinato", aseveraba Steinem. Escabrosas imágenes que, añadía la líder feminista, habían justificado la fiscalización que el Senado estadounidense realizó sobre los cómics a mediados de los años 50 (Senate Subcommittee To Investigate Juvenile Delinquency,1954)
Pero quizás habría que recordar que esa campaña anticómic tuvo también como víctima a la propia Wonder Woman. Porque no todo el mundo la veía con los mismos buenos ojos con los que lo hacía Steinem. Y ese es el problema: que la censura no conoce límites, y una vez activada es como una plaga de langostas que devora todo a su paso.
Veamos las críticas que pesaron sobre la amazona concebida por Marston:
1. Violencia: En primer lugar, no todos creían que Wonder Woman era una excepción en el violento mundo de los cómics. Muy al contrario, a la heroína se le achacó precisamente incurrir en esa misma viruelencia desmedida. Así, por ejemplo, Walter J. Ong, un pedagogo jesuita conocido por haber imputado a Superman el ser un prototipo fascista, acusó a Wonder Woman de representar una versión femenina del personaje creado por Siegel y Shuster, imbuída con su misma pulsión violenta.
A lo anterior, habría que añadir el peso que tenían los prejuicios sociales. Autores como el psiquiatra Fredric Wertham veían esa violencia más reprensible cuando, como sucedía con Wonder Woman, se ponía en manos de un personaje femenino, porque de este modo se lo "masculinizaba". Dicho de otro modo, se achacaba a la amazona asumir roles varoniles. En realidad se trata de una versión retorcida de los planteamientos de Marston: éste concebía a las mujeres como seres renuentes a la violencia... y hasta cierto punto también lo hacían autores como Wertham. Por ese motivo, representarlas empleando fuerza era mostrarlas en actitudes "anti natura". Quizás el error residiese precisamente en considerar que violencia y género se encuentran necesariamente ligados: en casi todas las especies (incluidos los simios) las hembras son igual de capaces que los machos de emplear la violencia.
2. Lesbianismo: Muy ligado al argumento anterior, quizás la crítica más habitual sobre Wonder Woman fue la de fomentar entre las niñas conductas homosexuales. Algo obviamente visto como un anatema en la sociedad estadounidense de los años 40 y 50.
En este sentido, los juegos de la princesa Diana con sus compañeras de Isla Paraíso y con las Holliday Girls, o los constantes revolcones con sus enemigas, evocaban para los adalides de la campaña anticómic conductas lésbicas que conducían a las niñas por el "camino equivocado". El hecho mismo de que en Isla Paraíso sólo morasen mujeres era, a decir de Wertham, una incitación al lesbianismo.
3. Erotismo: Ya se ha señalado cómo, frente a lo que tiende a pensarse, el progresismo fue uno de los principales enemigos de las representaciones eróticas. Y Wonder Woman no se libró de estas ascusaciones. Así, la especialista en cultura popular, Josette Frank, a pesar de ser una de las principales defensoras de los cómics, cuestionó la indumentaria de la heroína, con su traje ceñido y una minifalda, revelando de forma ostentorea su sensualidad. Algo que se acrecentaría en los años sucesivos, sobre todo cuando José Luis García López asumió el dibujo de la amazona.
El erotismo que parecía exudar la indumentaria original de Wonder Woman trató de ser corregido por Dorothy Roubicek, una de las consultoras de DC (como también lo era Josette Frank), quien propuso sustituir el icónico uniforme de barras y estrellas por otro más propio de la Grecia clásica, que consideraba "femenino, sin ser objetable".
4. Bondage: En las primeras historias de Wonder Woman las ocasiones en las que aparece atada y en situación de sumisión resultan extremadamente frecuentes. De ahí que se viese en esas viñetas casi una reproducción de las estampas pornográficas que hicieron que Bettie Page fuese convocada por el Special Committee to Investigate Organized Crime in Interstate Commerce del Senado, en sus sesiones dedicadas a la pornografía.
El reverendo Preston Bradley, en un extenso artículo para un periódico de Chicago, el Southtown Economist (8-IV-1945), acusó a Wonder Womand de incurrir en "algolagnia", término acuñado por Shrenck-Notzing en 1899 y con el que se refería a la presencia de actos sádicos y masoquistas.
La correspondencia mantenida entre Moulton Marston y miembros del Consejo Asesor de DC Comics evidencia que las acusaciones de “bondage” no eran desacertadas. La ya referida Josette Frank también criticó ese tipo de imágenes en Wonder Woman. Lejos de rechazar la acusación, Marston reconoció que a su juicio a las mujeres les gustaba verse sometidas, y que esa inclinación era la que representaban las viñetas de Wonder Woman: no en balde, y de forma harto simbólica, la superheroína no podía liberarse cuando era atada por un varón . En realidad, poniendo los guiones de la amazona en relación con las teorías psicológicas de Marston, puede colegirse que las ataduras que tan a menudo sujetaban a Wonder Woman tenían un distinto significado según procediese de compañeras (algo habitual en los juegos con otras amazonas o con las Holliday Girls) o de un villano. En el primer caso, mostraría la idea de que las mujeres estaban dispuestas a postergar su ego, sometiéndose afectivamente a otras personas; un acto, pues, de altruismo que los hombres, imbuidos por un egoísmo endémico, debían imitar y que, lejos de mostrar sumisión, en realidad evidenciaba todo lo contrario . Sin embargo, cuando el “bondage” al que Wonder Woman se sujetaba procedía de varones era siempre violento, y mostraba sometimiento humillante, con lo que se ponía de manifiesto los defectos del patriarcado, basado en la fuerza, situación que debía superarse . De esta manera, se combinaban los cuatro comportamientos que Marston consideraba elementales en el ser humano: dominación, influencia, firmeza y docilidad (William Moulton Marston: Emotions of Normal People, 1928).
Sean o no correctas estas interpretaciones alternativas del “bondage” presente en Wonder Woman, lo cierto es que no convencieron a muchos colegas de Marston: Josette Frank presentó su dimisión como asesora de DC Comics negándose a aceptar lo que consideraba mensajes subliminales del cómic.
A pesar de las críticas anteriores de la campaña anticómic a Wonder Woman, en realidad se trataba de un personaje que no las merecía en la mayor parte de los casos. No le faltaba razón a Gloria Steinem al decir que era un referente positivo, que servía al propósito de empoderamiento de las niñas. Baste referir la historia “The Bog Trap” (Sensation Comics, núm. 58, 1946, DC), en la que la niña Olive Norton era humillada por un grupo de niños que no le permitían jugar al béisbol alegando que no era deporte para féminas. Wonder Woman le abriría los ojos de tal falacia: lo único que necesitaba la niña era entrenar, y de ese modo en nada se diferenciaría de los niños. Y, en efecto, tras recibir el correspondiente adiestramiento en Isla Paraíso, Olive demostraba a los niños su maestría en el béisbol. Más allá de estas historias, los comics de Wonder Woman incluían la sección “Mujeres Maravillosas de la Historia” en la que se daba a conocer a mujeres ejemplares, mostrando que los méritos de éstas en nada desmerecían a los que pudieran esgrimir los hombres.
De hecho, muy negativa no debería ser la amazona cuando en los debates del Subcomité del Senado sobre Delincuencia Juvenil en los que se analizó la relación entre cómics y criminalidad en Estados Unidos, sólo hay una referencia a Wonder Woman. Y positiva: como prueba documental se incluía el listado de evaluación de cómics que había realizado una sociedad cívica (Committee on Evaluation of Comic Books de Cincinnati) y en él los cómics de Wonder Woman aparecían referenciados como "sin objeción alguna".
Un último apunte: entre las limtaciones que Steinem veía a Wonder Woman, una de ellas era la de haber sido concebida por Moulton Marston como un personaje que ponía a las mujeres por encima de los hombres, es decir que no promovía la igualdad que la líder feminista vindicaba como paradigma de su movimento. Precisamente por esa razón, cuando Ms. Magazine proclamó a Wonder Woman como el personaje de cómic que mejor simbolizaba el feminismo, Maggie Thompson, editora del Comic Buyer’s Guide, alegó que Little Lulu resultaba más representativa de ese movimiento, ya que “Wonder Woman trata de la supremacía de la mujer, pero Little Lulu versa sobre la igualdad”.
En todo caso se trataba de una cuestión de matices. En lo que no cabía duda es en que la Princesa Diana había nacido para llenar un hueco en el mundo del cómic: la ausencia de referentes heroicos para las niñas. Lástima que la campaña anticómic, en su ceguera, no alcanzase a entenderlo.
Para saber más: Las críticas a Wonder Woman aparecen analizadas prácticamente en todas las monografías sobre el personaje, pero con es el foco de atención principal de la controvertida obra de Noah Berlatsky, Wonder Woman. Bondage and Feminism in the Marston/Peter Comics, 1941-1948, Rutgers University Press, New Brunswick, 2015
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